Diversidad sexual y autismo

Recientemente pasó el día Día Internacional del Orgullo LGBTIQA+, 28 de junio, por lo que el tema de diversidad sexual es algo que suele retomarse con mayor énfasis en este mes, al igual que el Día del Orgullo autista, 18 de junio.

Por lo que es un mes para celebrar sentir orgullo sobre nuestra identidad si pertenecemos a alguna de estas dos comunidades. Si bien es cierto que tiene cosas en común, también suelen existir comentarios que pretenden hacer una división clara, ahora veamos sus similitudes, diferencias y los puntos en que convergen.

La diversidad sexual según la Organización Mundial de la Salud es “un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. […] y está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales” (2018).

Por lo tanto, existen diversas posibilidades para vivir la sexualidad, según cada persona, contexto, cultura y es importante reconocer, respetar y validar esa diversidad, pues no se encuentra separada de la persona, sino que está inmersa en todos los aspectos cotidianos, en cómo asumimos, expresamos y vivimos nuestra sexualidad; desde la vestimenta, el corte de cabello, los vínculos que establecemos con otras personas, la propia identidad y el cuerpo.

Es sabido que desde el autismo percibimos el entorno de manera distinta, la comunicación, socialización y procesamiento sensorial se viven diferente, por lo que en el tema de sexualidad no sería la excepción, sabiendo esto, no es de sorprender que más de la mitad de la población autista pertenece a la comunidad LGBTIQA+, por el contrario, hace sentido hacer parte de la diversidad sexual.

Sin embargo, desde el capacitismo, generalizar a la comunidad autista (y personas con discapacidad) como asexuales es bastante común, si bien las normas sociales, contacto físico y procesamiento sensorial pueden representar desafíos particulares, generando confusión y ansiedad, no lo es en todos los casos, ni en todos los contextos, recordemos que en la diversidad sexual existen muchas posibilidades, mismas que no están limitadas a una parte de la población.

En cuanto a simbología, es utilizado el infinito multicolor para la neurodiversidad y la bandera arcoíris en la comunidad LGBTIQA+, lo cual no es casualidad, pues, el uso de múltiples colores habla de diversidad en cualquier ámbito, en los casos anteriores, diversidad en los neurotipos y en la sexualidad. Además, ambas comunidades luchan por su derecho a existir, ser representadas, vivir con libertad y hacer valer sus derechos, añadiendo que podemos ser parte de ambas comunidades al mismo tiempo.

Así como el autismo es un espectro, existe una gama amplia orientaciones sexuales e identidades de género, desde el autismo como neurodivergencia y desde la comunidad LGBTIQA+ tenemos derecho a existir desde la diferencia y al reconocimiento de que todos los cuerpos, deseos y sensaciones son valiosos, pueden manifestarse con libertad y desde el respeto, pues, desde el paradigma de la neurodiversidad, todos vivimos nuestra sexualidad de manera distinta.

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